Hace pocos días me encontré este artículo en una página de noticias y me causó gracia lo ridículo y sucias que pueden ser algunas políticas. Para todos aquellos que nunca hayan oído hablar de "la guerra de Roquefort", tengo que aclarar que no es un conflicto bélico, sino una movida política de EUA en contra de Francia por los ataques en contra de su industria ganadera.

Resulta que Francia, astuta y ociosa, se le ocurre platicar en la Unión Europea sobre lo dañino de la carne norteamericana, (con pleno conocimiento de causa, ya que esto les da una gran ventaja sobre su competidor americano) hasta lograr irritar a los buenos hombres del congreso norteamericano, quienes en la administración de George W. Bush echan a andar su malévolo plan.

Es con las Free Fries que tenemos una primera probada de esta guerra, que aunque parece ridícula, afecta a miles de personas, entre ellas a los pobladores de un pequeño pueblo francés llamado Roquefort, donde desde hace muchísimos años se produce el famoso queso tan apestoso. Hoy en día los productos franceses como el queso roquefort no pueden venderse en EUA si su correspondiente incremento del 30% en aranceles y otras medidas proteccionistas que arremeten de forma directa contra los productores y vendedores al otro lado del océano.

Es curioso cómo en algunos lugares las políticas disfrazadas pueden hacer tanto daño como balas de cañón, pero bueno, esa es la guerra en la modernidad y este fue tan solo un ejemplo. Lo comparto pues se me antojo gracioso en la primera lectura, pero si le echamos un poco de cabeza creo que podemos descubrir miles de ramificaciones y ejemplos similares, no solo en EUA o Francia, sino en nuestros propios países.